El artículo que
hemos leído de María Alicia Loperena trata del autoconcepto en los niños. Primero
empieza definiendo este término y explicando sus características, después
explica cuáles son las expectativas de la autoeficacia y por último, hace
referencia a la importancia del papel de maestras y familiares.
El autoconcepto
es la imagen que tenemos de nosotros mismos y se empieza a construir desde que
nacemos. El proceso de construcción es largo y va cambiando a lo largo del
proceso de desarrollo, siendo los primeros años de vida los más influyentes, aunque
en la edad adulta tiende a estabilizarse. El autoconcepto está muy relacionado
con la autoeficacia porque dependiendo de la repercusión que tiene lo que cada
persona hace eso influye en su motivación y en su conducta, dando lugar a tener
una autoeficacia positiva o negativa. La imagen que tenemos de nosotros mismos
tiende a autoregularse porque con el tiempo vamos aprendiendo a conocernos
mejor y a saber cuáles son nuestras capacidades y qué consecuencias tienen
nuestros actos. Además, hay que tener en cuenta que el autoconcepto se va construyendo
por influencia personal y social.
Durante los
primeros años de vida y hasta los seis años es el periodo principal en el que además
de la formación del autoconcepto se construyen las estructuras operacionales
que serán la base de sus futuros aprendizajes. En este periodo el niño realiza
la valoración del yo a partir de lo que piensen los demás de él porque aún no
es capaz de realizar su propia valoración personal. A los 3 años el niño ya
tiene conciencia de sí mismo, es capaz de identificarse como independiente de
los otros y es relativamente autosuficiente en sus necesidades básicas. A los 4
años ya emplean características para describirse siendo su autodefinición más
completa, se refieren a comportamientos que pueden observarse y a las
características físicas y la imagen que tienen de ellos mismos es inseparable
de lo que hacen. Entre los 5 y 6 años empieza a relacionar aspectos de sí mismo
utilizando términos positivos de todo o nada. Por tanto, la autoestima tiende a
ser global y suele estar influenciada por los juicios de los adultos.
Las expectativas
de autoeficacia están influenciadas por el contexto que rodea al niño y por
tanto el juicio que ellos hacen de su eficacia personal, según Bandura estará
determinado por cuatro fuentes principales:
- La autoeficacia directa es aquella que depende de los logros personales y de la opinión que tengan de ellos mismos.
- La fuente vicaria de autoeficacia deriva de la comparación que el niño hace de sí mismo con respecto a los demás.
- La fuente persuasiva de la autoeficacia es aquella que se refiere a indicaciones verbales o persuasión que otras personas le hacen al niño.
- La fuente emocional es el nivel de activación fisiológica y emocional que manifiesta el niño ante una tarea o situación.
Como la
valoración que hace el niño de sí mismo en estas edades se fundamenta en
fuentes externas es por ello muy importante el papel de la familia y después
cuando acude a la escuela el del maestro para proporcionar al niño experiencias
positivas y así sea capaz de construir un buen concepto de sí mismo.
Como conclusión,
el autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos por tanto es un
aspecto que se debe adquirir de forma adecuada y positiva porque determinará
muchas de las acciones que realicemos. Pero como el autoconcepto en las
primeras edades se forma a partir de las valoraciones de las personas que rodean
al niño es importante que las vivencias que se le proporcionen sean positivas y
además que se sienta seguro y crea que tiene la capacidad de lograr cosas porque
de este modo el niño generará una autoeficacia positiva y eso derivará en que su
autoconcepto también lo sea. En definitiva, como la construcción del
autoconcepto es un aspecto fundamental en los niños, es importante como futuros
docentes nos preocupemos por incentivar aprendizajes que lleven a los niños a
la construcción de un autoconcepto positivo.
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